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lunes, 15 de julio de 2013

Rescates en Montaña: Un servicio Público

En toda la polémica que se crea alrededor de los accidentes producidos en la práctica de actividades en la naturaleza (principal, aunque no exclusivamente los de montaña) suele hacerse referencia a una serie de conceptos (gratuidad, profesionalidad, seguros, formación, ...) pero raramente se hace hincapie en un hecho fundamental: se trata de un SERVICIO PÚBLICO.


Jurídicamente el concepto de Servicio Público tiene su origen en Francia a principios del siglo XX, y tiene en Leon Duguit su principal valedor al considerar que la misma prestación del servicio público es la que da legitimidad al poder del estado. Hoy se podrían definir los servicios públicos como la satisfacción de forma regular y continua de necesidades de interés general por parte de los poderes públicos.

Buena parte de las criticas hacia los rescates, y un argumento usado en pro del cobro de los mismos, radica precisamente en la excusa de que no se resuelven problemas de interés general sino que los grupos de rescate " se juegan la vida para salvar a unos locos que se han buscado lo que les pase". Esta desde luego es una visión muy interesada, simplista y con escasa altura de miras.

Recientemente he pasado unos días en el Valle de Benasque y me ha dado que pensar el hecho de que practicamente todos los días haya salido el helicóptero del Greim a hacer rescates. Hay que recordar que en estas fechas estivales la provincia de Huesca, debido al altisimo numero de rescates que se producen, cuenta con un helicóptero "extra" con base en Benasque añadido a la unidad que hay continuamente con base en la capital oscense. La reflexión a la que me ha llevado esta situación es ¿Habria tanto turismo de montaña si no existiera este servicio con carácter público? o dicho de otra manera ¿Afecta el cobro de los rescates al turismo?



Me explico; Es evidente el auge que desde hace uno años vienen teniendo los deportes practicados en la naturaleza, desde los mas tradicionales como el senderismo hasta los mas osados como el salto base o el wingsuit. Estas practicas se han desarrollado por una serie muy variada de razones (búsqueda de nuevas sensaciones y superación de límites, hastío de las ciudades, stress laboral, desarrollo de nuevos materiales, moda,...) y cada uno va buscando el terreno en el que disfruta, sobrepasando o no su zona de confort. Este desarrollo ha llevado aparejado la necesidad de la creación de infraestructuras, equipamientos y servicios adaptados a la demanda. De este modo se crean o mejoran carreteras, pistas y senderos, se renuevan y aumentan las estructuras turísticas, aumentan las guias especializadas (barrancos, escalada, excursiones, familias, ...); e incluso en determinado momento se ve desde los poderes públicos necesaria la creación de cuerpos de rescate especializados profesionales, la evolución posterior ha sido su desarrollo autonómico y en algunos casos la creación de tasas que permiten el cobro en algunos supuestos (aquí, aquí y aquí).

Dado lo reciente (y poco aplicado) de estas normativas es pronto para valorar su impacto en el turismo. Aunque si es cierto que ya hay un impacto directo en la manera de tratar con los rescatadores, puesto que se retarda la petición de auxilio e incluso se han dado casos de gente que se esconde ante la llegada de los rescatadores por el miedo a un posible cobro.



La reflexión me acabó llevando hasta la Meca del alpinismo europeo... ¿que ocurre en Francia con los rescates?. Cualquiera que haya estado en Chamonix lo sabe bien: el helicóptero vuela constantemente en labores de prevención y rescate. Probablemente se pierde algo de épica, pero no deja de ser algo reconfortante saber que el PGHM esta ahí. Y que quede claro, este servicio es estatal y totalmente gratuito. Quizás el "cobro" lo hacen en los teleféricos, bares, restaurantes, tiendas y autopistas.

lunes, 11 de febrero de 2013

Nieve, nevadas y aludes. A vueltas con el riesgo ( y la responsabilidad).

Estamos inmersos en un invierno en el las precipitaciones, especialmente en forma de nieve, están siendo especialmente relevantes tanto por duración como por cantidad y consecuencias. Evidentemente este hecho tiene consecuencias positivas (se recupera el desfase de precipitaciones de los últimos años, se acumula una buena reserva hídrica para el resto del año; y debido a la inestabilidad atmosférica se reducen los accidentes en la montaña, aunque sea debido a que ante el mal tiempo salimos menos al monte).

Las consecuencias negativas se hacen mas evidentes, puesto que nos las transmiten los medios de comunicación: carreteras cortadas, infraestructuras afectadas, dificultades de transito, ... son noticias que se está convirtiendo en habituales en las zonas de montaña peninsulares.

Tweet de @meteopallars contabilizando los días que lleva cerrado el Puerto de la Bonaigua.

Esta claro que nadie tiene la culpa de las copiosas y repetidas nevadas que estamos sufriendo (y bienvenidas que sean), pero igual que se pide precaución y se amenaza, o directamente se cobra, a quienes acuden a la montaña y sufren algún problema; ¿no habría que dirigir esta pregunta a las administraciones publicas y entidades privadas que alientan, fomentan o consienten el acceso a determinadas infraestructuras en estas condiciones?

 Pequeño alud de placa desencadenado involuntariamente en diciembre 2012.

Afortunadamente parece que algunas cosas están cambiando, quizás demasiado poco a poco, pero se comienzan a  realizar acciones encaminadas a la prevención en lugar de actuar a posteriori (con muchos matices, eso si). Y es que, por lo que hemos podido saber, ha habido dos centros invernales aragoneses que debido a a la peligrosidad de la situación debida a la acumulación de nieve han decidido cerrar y esperar a mejores momentos para reanudar su normal funcionamiento; En el Valle del Aragón la estación de esquí de Astún, tras sufrir dos aludes en sus inmediaciones (que derribaron una torre eléctrica, y afectaron a un trenecito de transporte interno de viajeros) decidió cerrar temporalmente sus instalaciones el pasado fin de semana del 9 y 10 de febrero; de igual manera en el Valle de Benasque en los Llanos del Hospital han tomado la misma decisión por el riesgo existente en el acceso por carretera, riesgo que se ha visto consumado en dos ocasiones ya este invierno provocando el corte de la carretera y la consiguiente situación de aislamiento.

Desde una óptica jurídica es interesante preguntarse quien es el responsable de estos sucesos, y si es exigible a las administraciones publicas una mayor vigilancia y control sobre las infraestructuras que se crean en zonas de montaña. Es evidente que las empresas que prestan servicios en zonas de montaña ocasionan un efecto llamada que es el origen del lucro que obtienen lo que encaja perfectamente con el aforismo latino Ubi emolumentum, ibi onus (Quien se beneficia de un trabajo tiene que soportar los riesgos que origina); pero no es menos cierto que todas estas infraestructuras han sido instaladas bajo el amparo de una normativa administrativa que habría que plantearse si es es realmente suficiente. Como ejemplo la noticia del Alud en el parking del Telecabina Esquiros en Baqueira Beret que ha producido un herido leve.

Queda demostrado que la prevención de los accidentes en montaña abarca muchos mas niveles de los que algunas administraciones publicas estas empeñados en hacernos creer; esperemos que no haya que esperar a la determinación de responsabilidades en vía judicial para adoptar soluciones firmes y apriorísticas.