jueves, 5 de febrero de 2015

Entre lo imaginable y lo imprevisible (1)



Hasta las últimas fechas llevábamos un invierno relativamente tranquilo en cuanto a la accidentalidad en el medio natural (al menos aquella registrada en estadísticas oficiales). Sin embargo el reciente cambio meteorológico, y las copiosas nevadas que ha traído consigo, han disparado la sucesión de estos hechos.

Por desgracia todos ellos tienen un elemento común, y es la existencia de una buena dosis de certidumbre y previsibilidad en las opciones de producción. Eran, por tanto, IMAGINABLES. No son hechos imprevisibles, sino que atendiendo a las circunstancias concretas de las personas involucradas, el lugar donde se producen y el momento en que sucede era fácilmente deducible que estos sucedieran.

Conocer el terreno por donde nos movemos en invierno nos ayuda a imaginar que puede suceder.


El pasado día 30 hubo que auxiliar a un grupo con 33 menores de edad cuyo autobús había quedado inmovilizado en la carretera entre el Camping de Zuriza y el Refugio de Linza en el Valle de Anso, localidad a la que fueron trasladados. Afortunadamente no hubo daños personales, pero no deja de ser sorprendente que a la hora de planificar estas actividades no se prevean estas situaciones, que como ya se ha dicho son fácilmente IMAGINABLES, conociendo la zona y las precipitaciones anunciadas.

El sábado 31 un alud atrapaba a dos esquiadores en una zona cerrada de la estación de Candanchu. Realizaban una excursión con esquís de montaña con un peligro de aludes marcado en 4 (sobre 5), lo que traducido a palabras nos dice que: el desencadenamiento de avalanchas  puede producirse incluso por cargas ligeras (un solo esquiador) en la mayoría de terrenos por encima de los 30º. Adicionalmente es posible el desencadenamiento natural de avalanchas de tamaño medio y grande. Nuevamente no solo era IMAGINABLE la producción de los hechos, sino que tampoco se toman las medidas mínimas para prevenir los riesgos existentes.

Al salir a hacer actividad, ¿estamos preparados para todo lo previsible?

En la estación invernal de Astún han sido varios los aludes que se han producido durante el mismo fin de semana. El sábado un monitor de esquí desencadenaba un alud bajo el telesilla Pastores, que le atrapaba produciéndole lesiones, aunque afortunadamente pudo ser rescatado por los servicios de la estación. El domingo, con la estación cerrada, un nuevo alud por la misma zona llegaba hasta  la caseta de taquillas. 

Igualmente, durante el fin de semana se han sucedido diversos aludes que han alcanzado la carretera de acceso a este centro (afectando a vehículos en circulación). Estos son quizás los casos mas graves por su reincidencia y por la falta de soluciones y de previsión. Quizás la constante presencia de estas avalanchas, y los numerosos daños materiales que ya han producido, no son suficiente precio para la reacción de una clase política, que debería reaccionar antes de que su tibieza y permisividad se cobre vidas humanas.
Por muy extraordinarias que puedan ser estas nevadas, algo que corresponde a los técnicos decir, debemos tener claro los riesgos a que están expuestas ciertas infraestructuras, y más aún las relativas a un sector de la importancia del turístico, para adoptar las medidas necesarias que minimicen sus efectos.

De las noticias que hablan del medio natural ¿cual desentona y por qué?

Esta es la asignatura pendiente en nuestra relación con el medio natural. Entender, anticipar y  prevenir todo aquello que es imaginable, para conseguir que solo nos suceda lo imprevisible.